Lee la transcripción del devocional en vídeo de hoy.
Al leer este versículo, probablemente notaste que la primera palabra sirve de transición. Dice «más bien», y luego continúa con lo que dice. Es importante notarlo porque se refiere a lo anterior. Es importante comprender que lo que se discute en 2 Pedro antes de este versículo es la idea de vivir la vida con intención, buscando vivir lo que se describe como una vida intachable, una vida sin pecado.
Ahora bien, sé que algunos de ustedes que me escuchan probablemente se rían por lo bajo, pensando: ¿cómo es posible que un ser humano viva lo que aquí se describe como una aspiración? ¿Cómo podría yo intentar vivir una vida intachable? Pues bien, claro que tienen razón. Es imposible para nosotros, como seres humanos, estar libres de la más mínima tentación de vez en cuando.
Avanzando hacia la impecabilidad
Nuestra esperanza reside en avanzar con gracia hacia el cumplimiento de este llamado. En otras palabras, esperamos que nuestra relación con Cristo, nuestra conexión con el Espíritu de Dios, continúe haciéndonos crecer de tal manera que podamos vivir de una forma que nos acerque gradualmente a lo que se describiría como una vida intachable. Lo que me encanta de este versículo es que contiene una palabra clave: gracia.
El versículo dice: «Deben crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor». La razón por la que necesitamos crecer en gracia no es solo por lo que extendemos a otras personas en nuestras vidas, sino que necesitamos crecer en la gracia y la comprensión de la gracia de Dios hacia nosotros.
El Evangelio sencillo
El Evangelio es muy sencillo. No merecemos nada. De hecho, en Efesios 2:1 dice que somos enemigos y estamos muertos en nuestros pecados. Merecemos ser rechazados y desechados porque nuestras vidas, inherentemente pecaminosas, son adversarias del Dios vivo. Es una imagen desoladora y oscura si lo pensamos bien. Entendamos que, aunque esa sea la realidad, Dios, en su bondad, nos regaló la redención mediante la obra redentora de Jesús en la cruz.
Nosotros, que por nuestro pecado fuimos considerados enemigos de Dios, como dice Efesios 2:14, hemos sido acercados a Él por la sangre del Cordero. Esto significa que recibimos la gracia de Dios; aun sin merecer ser rescatados, Él nos la concedió mediante la obra de Cristo.
Extender la gracia a los demás
Eso es sumamente importante, porque si es cierto que recibimos gracia, la extendemos a los demás. Pero, en referencia a este versículo, dice que crecemos en gracia porque, al tropezar, al flaquear, al anhelar ser perfectos en nuestra vida terrenal, crecemos en la conciencia de que Dios, en su bondad, nos ha provisto de gracia. Gracias a esa gracia, no seguimos pecando, sino que, inspirados por la presencia de Dios en nuestras vidas, vivimos de manera diferente.
Ruego para que hoy sientas la sonrisa y la bondad de la gracia de Dios en tu vida, y ruego que eso se exprese en la forma en que vives con los demás.
